La Inseminación Artificial es una técnica muy sencilla que consiste en colocar los espermatozoides, previamente capacitados, con una fina cánula en el interior del útero en el momento próximo a la ovulación. De esta manera se consigue incrementar la movilidad de los espermatozoides y las posibilidades de fecundación del óvulo.
Debemos diferenciar dos tipos de inseminación artificial con indicaciones y resultados muy diferentes:
Normalmente, en las relaciones sexuales, los espermatozoides son depositados en la vagina y, posteriormente, tienen que recorrer el aparato genital femenino hasta alcanzar las trompas de falopio para fecundar el ovocito. Con la IA se acorta la distancia que separa al espermatozoide del óvulo y se facilita el encuentro entre ambos gametos.
La inseminación artificial se puede realizar con una muestra de esperma de donante o de la pareja. Este tratamiento se recomienda para:
Los porcentajes de éxito aumentan con cada ciclo y varían en función de la edad de la mujer y la muestra de semen.
El mayor porcentaje de éxito se suele presentar en pacientes jóvenes. Si se realiza en parejas con semen del varón, no se suele recomendar por encima de los 37 años de edad, en caso de inseminación con semen de donante puede intentarse con garantía hasta los 40 años.